Tuesday, September 11, 2007

FÓSILES

Llevaban 10 minutos caminando y no podía despegar la vista del suelo. Tenía la esperanza de que encontraría un fósil. A veces intuía este tipo de cosas, pensaba en algo ubicado dentro del paisaje o con posibilidad de haber estado ahí y fluía. El viento azotaba la arena contra ellos como si la propulsara con una cerbatana, metiéndoles prisa; el grito de su hija que se había clavado algo en el pie hizo que su mirada se desviara hacia donde acababa de pisar. Una gran sonrisa se proyecto en su cara y se giró hacia él para decirle: mira que fósil tan increíble; todos pararon a observarlo menos ella que se rascaba el pie diciendo que ya lo había visto, porque además llevaba desde que habían empezado a subir la montaña buscando uno con la extraña seguridad de que lo iba a encontrar, lo que no esperaba era clavárselo en la planta del pie y mucho menos que su madre lo festejara. Desconocía totalmente la coincidencia del pensamiento común de ambas y también todas las leyes de la probabilidad.

El viento empujo con más fuerza la arena contra la cara de los cuatro y se acordó de la canción de los Rollings “Time is on my face” y pensó en las diferencias generacionales y en las relaciones materno-filiares, en los puntos donde divergían y convergían, en las similitudes y en el ADN, no paraba de emocionarle la coincidencia de la misma búsqueda. Era una de esas veces en las que los astros se alineaban para hacer un momento extrañamente especial, como cuando jugaban a la videoconsola y su hija pequeña se entristecía hasta llorar porque no entendía como no le molestaba no ganar nunca, e incluso llegaba a hacer trampas que la dejaban en desventaja, con la esperanza de que por una vez su madre no fuera eliminada en el primer minuto de la partida, y eso que no soportaba perder ya que por su corta edad estaba empezando a conocer el sabor de la derrota y más bien le desagradaba. Solo quería evitarlo, compartir el fracaso, para hacerlo más pequeño.

¿Tendría esto algo que ver con un dato que había leído sobre la equivalencia entre 1 año luz y la distancia que recorre un feto entre dos bombeos consecutivos del corazón de la madre?, por qué sin duda algo así debía de dejarles una gran huella a ambos.

Sin darse cuenta ya estaban delante del coche. Alguien había entrado y les había robado 2 kilos de tomates muy maduros y 4 cebollas dejándoles una nota que ponía: “solo me llevo lo que realmente necesito”. Estaban seguros de haber cerrado el coche y no había ningún indicio de que este hubiera sufrido ningún daño. Los 4 se quedaron durante unos segundos en el más absoluto de los silencios que solo se rompió por los silbidos del viento que enfurecido no cesaba de tirarles arena. Nada más abrocharse los cinturones de seguridad y arrancar el coche, hablaron de robar por necesidad y de que ya podían haber dejado un jamón si el que se había llevado la comida tenía hambre. No le dieron ninguna importancia al hecho extraordinario de cómo lo había conseguido sin causar ningún desperfecto.

Se incorporaron a la carretera principal que a su vez los desvió a otra secundaria que nunca estaba transitada y que esa tarde para la sorpresa de todos los que la habían tomado sería la única en años en la que se circulaba con demasiada densidad ya que llevaban delante un circo desmontado en 4 camiones llenos de carpas, animales y un puñado de vidas ambulantes buscando un destino donde poder dar forma al puzzle que componían por milésima vez, ( aunque algunas de las piezas se hubieran perdido por el camino).

Este dato sobre la congestión del tráfico en una vía secundaria no vendrá reflejado en ninguna estadística, pasará inadvertido.

El sol había bajado y tenían la seguridad de que no estaban viviendo un espejismo, aunque se encontrasen en el desierto de Almería en la Carretera comarcal 3106, a escasos kilómetros de la costa.

Moni - Caracola